Falsa Partida

No olvidaré nuestro encuentro,
o desencuentro quizás,
como primavera tan tardía
que osó colarse en pleno invierno.
He rebuscado en mis bolsillos
y he hallado sueños
que no recordaba tener,
relucientes y nuevos; nítidos,
como la última imagen de una despedida.

Ahora te vas,
y te quedas para siempre en mi vida.
Mi pecho, egoísta consumado,
se ríe de la ingenua revolución
que tu falsa partida provoca.
No me queda más que una risa irónica
y una vieja rabia como compañera.
Resignada.

Y como por arte de magia respiro,
lo consigo por fín.
Hincho mis pulmones
pero la cianosis tatuada no se aleja,
como todas esas caras tristes y
pegajosas que atraparon mis retinas.

En mi observación exacta del tiempo,
los segundos y la atención
marcan los estúpidos años
que me quedan por vivir,
junto a ti que ya no estás.

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